01/03/2024
El año pasado se batieron todos los récords de tráfico de datos en Internet. En concreto, las más de 3.100 redes conectadas alrededor del mundo por los puntos de conexión de la empresa DE-CIX intercambiaron 59 exabytes de datos, lo que supone un incremento del 23% respecto a 2022, un periodo en el que también se habían alcanzado altísimas cotas de uso en la red.
Más difícil resulta para el común de los mortales entender que significa un exabyte. Hacerse a la idea de su proporción. En términos matemáticos, un exabyte es el equivalente a 1.152.921.504.606.846.976 bytes. En la práctica, el récord alcanzado en estos puntos de interconexión equivale a la misma cantidad de datos que generaría la reproducción de 9.800 millones de vídeos de dos horas de duración.
O, por imaginarlos en un soporte físico, los datos que acumularían 460 millones de dispositivos de 128 gigabytes de memoria. Una cifra que no deja de crecer, y que no parece tener techo. En 2020 fueron 32 exabytes, en 2021 la cifra ascendió a 39 y el 2022 se llegó hasta los 48. Pero en los últimos doce meses, esta cifra ya de por sí alta se incrementó un 23%.
¿Por qué crece tanto el tráfico en Internet? Son varias las razones que explican este comportamiento, que convierte a la red de redes en una infraestructura vital para cualquier sociedad avanzada. El teletrabajo ha impulsado el tráfico de datos, pero no en menor medida que la educación a distancia, una práctica cada vez más extendida que exige y demanda conectividad y servicios cloud en excelentes condiciones.
Más exigente aún es el uso continuado de videoconferencias, que han sustituido en muchas ocasiones a las reuniones presenciales. Esta nueva práctica redunda en beneficios palpables para las personas (al liberar tiempo invertido en desplazamientos) y para el medio ambiente (al evitar las emisiones generadas por el transporte), pero requiere de infraestructuras eficientes y bien desarrolladas.
Otro tanto ocurre con los videojuegos en línea, cuya popularidad no deja de incrementarse. El consumo de películas, series, música y televisión en modo de streaming termina de poner ingredientes a un cóctel al que también se ha sumado la incorporación masiva de economías como la de India, que solo el año pasado generó 5,7 exabytes de tráfico en la red.
Madrid crece un 44%
A pesar de que el sur de Europa (3,1 EB) genera menos tráfico en los centros de DE-CIX que India (5,7 EB) o Estados Unidos (6,4 EB), los datos revelan un gran crecimiento de Madrid, superior al 44% en el último año. La ciudad madrileña supera así a urbes como Nueva York y Mumbai, donde el incremento fue del 22% y del 32%, aunque se queda lejos de Dallas, cuyo tráfico se ha incrementado un 61%
Todo este crecimiento, sin embargo, tiene un coste. Según las estimaciones de Bruselas, la Unión Europea necesitará una inversión de al menos 200.000 millones de euros provenientes de los sectores público y privado para garantizar el despliegue de redes móviles 5G al ritmo de los objetivos fijados por la agenda europea de aquí a 2030.
A medida que generamos más datos, mayores y más costosas son también las infraestrucuturas que necesitamos para su uso. También la patronal internacional de la industria móvil (GSMA) ha pedido abordar «urgentemente» la necesidad de inversiones identificada por Bruselas para asegurar que el desarrollo de la conectividad que persiguen se logra al ritmo necesario para alcanzar los «ambiciosos» objetivos «sin dejar a nadie atrás».
Con ese mismo objetivo, la Comisión Europea acaba de publicar el Libro Blanco sobre la reforma de la política de telecomunicaciones de la UE. Una reforma necesaria y determinante para la creación de un ecosistema de infraestructura digital europea más fuerte, competitiva y sostenible.
Más allá de la conectividad, lo cierto es que se trata de un sector imprescindible para el desarrollo socioeconómico del continente y de nuestro país. Inversiones imprescindibles para la transición a la infraestructura Gigabit, 5G, redes definidas en la nube y automatización de IA. Para seguir usando Internet al ritmo que lo seguimos haciendo, en un escenario que no contempla la disminución del tráfico de datos, sino un crecimiento casi exponencial.
Pero esto no va solo de tecnología. Hablamos de sostenibilidad, de competitividad industrial y de seguridad económica. Y se puede lograr. El Libro Blanco sienta las bases de una futura Ley de Redes Digitales, y contiene una perspectiva diferente que atiende a la realidad actual del sector.
Desde DigitalES, esperamos que este paso adelante se consolide en un esfuerzo conjunto donde se escuche a todas las partes. La Comisión tiene que apuntar alto para llevar esta visión al próximo mandato tras las elecciones europeas. Nuestra asociación, que representa a los principales actores de infraestructuras de datos, aportará su grano de arena en la Consulta Pública anunciada por el organismo europeo.