20/01/2022
‘CRACKS de la tecnología’ es una serie semanal de entrevistas, a través de la que queremos dar voz a esos profesionales TI que son absolutos genios de la tecnología en España. Queremos saber de ellos/as, conocer y reconocer el trabajo que realizan en estas empresas; saber qué les apasiona y qué consejos guardan para aquellos/as que vendrán detrás.
Si preguntan a cualquier empresario del sector tecnológico, se lo confirmará: en España existen muy buenos programadores, capaces de desarrollar proyectos TIC de la misma calidad y robustez, o incluso superior, que en cualquier afamada cuna digital del mundo.
En Experis (ManpowerGroup) nos encontramos por ejemplo con Francisco Abril, un ingeniero con perfil multidisciplinar; lo mismo diseña un proyecto para un cliente que se pone a picar código. Combina mejor que nadie el conocimiento técnico con soft skills. Su tarjeta de visita indica que es gerente de un departamento de desarrollo dentro de Experis, pero él lo tiene claro: “Soy uno más del equipo”.
P.- El sector en el que opera Experis, el del outsourcing, está viviendo su propia transformación hacia los servicios. ¿Cómo vivís esa transformación dentro de la compañía?
R.- Los proyectos los desarrollamos ahora desde la propia Experis y eso exige dar una formación permanente a los equipos. Es un cambio de paradigma que representa un reto organizativo, por supuesto, pero al mismo tiempo convierte nuestra profesión en algo muy divertido y dinámico, porque nos permite trabajar en proyectos diversos, con tecnologías diferentes, lenguajes de programación distintos… La variedad es infinita.
P.- Ahora mismo, ¿qué tipo de proyectos son los que más os encontráis encima de la mesa?
R.- Nos encontramos con muchas empresas que tienen una infraestructura tecnológica tradicional, monolítica, y que necesitan transicionar hacia arquitecturas de microservicios. En ese contexto, últimamente hacemos muchos despliegues en cloud y adaptaciones a los mundos de DevOps.
Hay clientes con los que llevamos trabajando 8 o 9 años -son proyectos que evolucionan, que crecen y que han avanzado ya a ese tipo de arquitecturas-. Otros clientes llegan a nosotros porque han caído víctimas de alguna vulnerabilidad, como ha ocurrido recientemente con la librería Log4j, y que necesitan poner a punto todo su software. Y, por supuesto, hay empresas que nos contactan para algún proyecto puntual como una página web, un desarrollo móvil, una solución de big data/business intelligence…
Por otro lado, están los proyectos de I+D, que te permiten estudiar tecnologías muy nuevas que quizá no están todavía consolidadas. Hace poco desarrollamos, por ejemplo, una plataforma middleware para contratos inteligentes vía blockchain (Bitcoin, Ethereum o Fabric).
«Con los años he llegado a un puesto de gestión, pero jamás querría dejar la parte técnica. Es una parte de mí»
P.- ¡Lo único que no hacéis es aburriros! ¿Qué parte de tu trabajo es la que más te gusta?
R.- Sin ninguna duda, la parte técnica. Con los años he llegado a un puesto de gestión, pero jamás querría dejar la parte técnica. Es una parte de mí y no quiero perderla.
Un puesto de gestión requiere, en primer lugar, de unas buenas soft skills; no hace falta ser un mega-experto en mil lenguajes. Ahora bien, no concibo tener equipos sin conocer qué están haciendo y la tecnología con la que están trabajando. Como mínimo, creo que un gestor técnico debería comprender cualquier arquitectura que se te plantee y saber visualizar cómo abordar cualquier necesidad que te presente un cliente.
P.- ¿Es posible para un programador mantenerse al día, en un entorno tecnológico que cambia tan rápidamente?
R.- Lo importante es tener una buena base. Yo no sabía Power BI y en un mes conseguí aprender lo suficiente como para sentirme cómodo hablando con mi equipo de data sobre ese tipo de proyectos.
Es cierto que los lenguajes de programación evolucionan y tienden a ir haciéndose más amigables. Si empiezas con un lenguaje moderno, quizá te resulte más complicado trabajar otros más antiguos.
P.- Me recuerda a la mecánica de los coches. Antes abrías el capó y lo veías todo; ahora hay muchas partes cubiertas…
R.- Así es. Como paralelismo, antiguamente teníamos la programación en ensamblador, donde veías los datos en memoria. Hoy por hoy, salvo que te dediques al hacking, nadie hace ensamblador. Sin embargo, saber qué es una instrucción de memoria y cómo se comporta un procedimiento cuando va a la memoria te puede servir para mejorar el performance de un software.
Por eso, creo que siempre es recomendable conocer de antemano varios lenguajes de programación. Un Full Stack, por ejemplo, debería saber como mínimo un lenguaje de back-end y uno de front-end.
Francisco Abril, Gerente de Desarrollo & Tech Lead en Experis.
P.- Las nuevas arquitecturas TIC aportan ventajas evidentes, porque son escalables y más seguras, pero no podemos olvidarnos de que muchas empresas tienen software antiguo (‘legacy’) en el que invirtieron muchos recursos y que necesitan mantener…
R.- Claro, en esos casos procuramos adaptar sus arquitecturas a esos programas y a esos lenguajes de programación más antiguos. De hecho, uno de los problemas que se encuentran estas compañías es encontrar gente que sepa trabajar con esas tecnologías antiguas, porque los programadores prefieren certificarse en herramientas más modernas, donde por lo general la expectativa salarial es mayor.
En Experis contamos con equipos multidisciplinares que nos permiten meternos en ese tipo de proyectos, y nuestros desarrolladores encuentran alicientes precisamente en que pueden estar trabajando en varios proyectos a la vez, y en algunos de ellos con tecnologías de vanguardia.
«Nuestros desarrolladores encuentran alicientes en poder trabajar en proyectos variados, en algunos con tecnologías de vanguardia»
P.- ¿Qué perfiles de programadores son los que más escasean?
R.- Hay una demanda altísima de perfiles DevOps, precisamente por esa necesidad de la que hablábamos antes, de migrar hacia arquitecturas de microservicios, y de migrar del on-premise a la nube. DevOps es un concepto amplio que puede integrar mucha variedad de especialistas, todos ellos muy demandados, intermedios entre las partes de desarrollo y de administración de sistemas.
P.- De entre tanta variedad de tecnologías, herramientas y certificaciones, ¿cómo distinguir al mejor talento?
R.- Si fuera negacionista de algo, lo sería de las certificaciones [ríe]. Una certificación te brinda una base de conocimiento relativamente buena sobre una tecnología, pero como en todo en esta vida, el expertise es una cuestión de experiencia y de actitud. Identificar a los mejores no es fácil. En mi caso, suelo pedir a otra persona que me acompañe a las entrevistas con los candidatos, para tener un feedback más allá del mío. No es tanto evaluar la experiencia, sino ver esa «chispa» que te dice que esa persona tiene talento y potencial.
«En las entrevistas de trabajo con candidatos, busco esa ‘chispa’ que te dice que una persona tiene talento y potencial»
P.- Al inicio de esta conversación, hablábamos también sobre la necesidad de ofrecer formación a los equipos.
R.- En Experis, intentamos tener formaciones de 3 o 4 tecnologías diferentes todos los meses, que se ofrecen a toda la plantilla de la compañía. Hay formaciones para el reciclaje profesional y otras que permiten a los trabajadores profundizar en ciertas tecnologías. Claro está, no siempre disponemos del tiempo para cursar todas las que nos gustaría.
Hay otras maneras de seguir aprendiendo. En mi caso, por ejemplo, todo lo que tiene que ver con ciberseguridad me encanta. Por eso, soy ethical hacker certificado y participo a título personal en competiciones CTF (Capture The Flag). En las CFT aprendes de criptografía, de sistemas, de lenguajes, de ensamblador, de memoria, de cracking… Creo que la ciberseguridad aporta mucha formación y mucha solidez a los conocimientos.
P.- ¿Es el afán por estudiar una condición para ser un buen programador?
R.- Podría decirse que sí. Ese afán surge de manera casi natural cuando la programación te apasiona, como nos ocurre a muchos en este mundillo. Todos deberíamos intentar encontrar aquello que nos gusta y nos llena. Hay algo para lo que nacemos, sólo tenemos que buscarlo.