04/11/2024
Entre los 10 de cursos más realizados que publica la Fundación Estatal para la formación en el empleo, solo hay uno relacionado con las competencias digitales. Se trata del curso ‘Ofimática: hojas de cálculo’, que aparece en el número 7 y supone solo el 1,34% del total de cursos que se están realizando.
Las empresas disponen de más de 1.000 millones de euros para formar a sus trabajadores, sin embargo los cursos que han consumido más horas de formación bonificada no tienen que ver con la tecnología. Así se deduce de las cifras publicadas en el estudio ‘Empleos y Sectores Emergentes 2024’, que dan cuenta de la magnitud de este problema.
Las cifras demuestran que hay una necesidad acuciante de profesionales en áreas como la ciberseguridad, la inteligencia artificial, la ciencia de datos o la computación en la nube, pero apenas hay cursos que ofrezcan formación en estas materias.
Formar a especialistas en estas materias tan demandadas es una tarea difícil, primero porque faltan vocaciones STEM, y segundo porque no tenemos una oferta formativa clara y que aproveche la oportunidad que le ofrece el mercado. En el sector tecnológico, además, el factor tiempo es clave, la “ventana de oportunidad” es reducida y la formación debe realizarse en el momento adecuado.
Si analizamos la Formación Profesional para el empleo, hasta septiembre de 2024 las empresas han dado (formación bonificada) 49.630 cursos, el 79,6% en formato de teleformación. Los cursos que han consumido más horas de formación bonificada son: Inglés, Dirección y gestión bancaria, Prevención de riesgos laborales, Habilidades personales e interpersonales, Seguridad alimentaria, y Francés.
Tenemos que buscar el puesto 11 del ranking para encontrar algún contenido relacionado con TIC, y aun así es un curso de ofímatica: Hojas de cálculo. Esto refleja que las empresas están ofreciendo muy poca formación bonificada relacionada con los perfiles profesionales más solicitados.
En la formación subvencionada (ofertada por las Administraciones Públicas), la situación es peor. Solo se están impartiendo 1.897 cursos, la inmensa mayoría (1.384) proviene de la Convocatoria de Programas de Formación de 2022, y las especialidades formativas son: Gestión ambiental, Cocina básica, AutoCAD, Transformación digital, Análisis de datos con Excel, Ofimática en la nube, Gestión de sistemas de seguridad alimentaria, y Gestión de ventas. En este ranking solo aparecen dos cursos en competencias TIC por número de participantes, y entre los dos suman algo más de 1.300 personas.
¿Cuál es la razón por la que las empresas no ofrecen formación a sus trabajadores en competencias STEM? En opinión de Miguel Sánchez Galindo, director general de DigitalES, esta tendencia obedece a una mera razón de supervivencia entre las empresas más pequeñas.
“El problema no está tanto en las grandes empresas, donde sí que se dedica mucha formación, bonificada o no, a la adquisición de competencias STEM; este tipo de empresas son las que más rápido introducen la tecnología en sus procesos internos y en sus relaciones con los clientes”, explica.
“Sin embargo, las pymes y los autónomos tienen más resistencia o dificultades para adoptar medidas dedicadas a la transformación tecnológica. Por esta razón, estas empresas no utilizan gran parte del crédito disponible que tienen para formarse en competencias ligadas a la transformación tecnológica, y lo usan prioritariamente para solventar problemas relacionados con la gestión diaria de su negocio”, añade.
Los datos del INE reflejan la menor inversión en formación de las pequeñas empresas, con solo 37,7 euros por trabajador en 2023, frente a los 87,2 euros de las medianas y los 102,3 de las grandes. Para el director general de DigitalES, en este tipo de empresas es clave incidir en la importancia que tiene la transformación digital para mejorar su competitividad presente y futura.
Cursos y másteres de contenido STEM
Otra de las opciones para impulsar su digitalización es apostar por los cursos y másteres de contenidos STEM, más rápidos en el tiempo que la formación tradicional. Este tipo de herramientas –defiende Sánchez Galindo- no tienen por qué ser malas opciones para formarse, siempre que se observen unos parámetros de calidad básicos. Son más cortas en el tiempo, pero pueden ser efectivas a la hora de responder a un proceso de aprendizaje, con unos resultados medibles y contrastables.
“Hay que tener en cuenta que lo mismo que han cambiado muchos de nuestros hábitos, la forma en la que aprendemos y nos formamos también ha cambiado. Responde a una necesidad creciente basada en que la formación debe ser un proceso flexible y cercano al alumno final. Dentro de estas herramientas también se encuentran las microcredenciales y los microcréditos, que están dirigidas a incorporar a muchas personas en la formación continua”, señala.
Recetas para reducir las vacantes en puestos STEM e impulsar la actualización de los trabajadores
Dar recetas en un mundo en continua transformación y tan cambiante es muy osado, y lo que puede servir hoy es posible que no sirva dentro de un año. Sin embargo hay algunos elementos muy importantes para que los trabajadores puedan estar formándose continuamente, y una es la flexibilidad.
Otro elemento claro es la actualización continua de la oferta formativa, o por ejemplo, la participación de las empresas en los contenidos ofertados para que pueda existir una conexión entre la formación y el empleo. Por último, sin duda el uso intensivo de las tecnologías digitales es un factor clave, porque a través de ellas hoy se puede aprender casi cualquier cosa y permiten poner al alumno en el centro del proceso formativo.
Hoy, inglés y prevención de riesgos acaparan el 37% de los cursos realizados. La oferta formativa de los empleadores y de las administraciones para que los trabajadores se adapten a las novedades de la economía digital es escasa y la aprovechan menos las pymes y los autónomos
Ello da como resultado que en España solo el 4,4% de los ocupados son especialistas en TIC, un porcentaje por debajo de la media de la UE (4,8%) y muy lejos del objetivo del 8,6% que se debería alcanzar en 2030 en cumplimiento de las metas de la hoja de ruta de la Década Digital. Avanzar en ese objetivo debe ser crucial para todos y para ello es necesario la actualización continua de la oferta formativa y la participación de las empresas en los contenidos ofertados para que pueda existir una conexión entre la formación y el empleo.